LA IMAGEN ROTA

A BILINGUAL PAGE TO COLLECT AND DISCUSS COMMENTS ABOUT FILMS, THEATER AND ART AND SOME POLITICS. ENGLISH/SPANISH

Wednesday, March 23, 2011

EXPOSICION DE SERGIO GIRAL JR. EN PARIS, FRANCIA
El Espacio de Arte de la Escuela Multimedia de París. tiene el placer de invitarle a la apertura de la exposición
ART CHAMAN
(Profecías)
 Sergio Giral Jr. Franco-Cubain expone su visión chamánica a través de serigrafía de grabados, diseños y pinturas monotípicas en París.
El espacio multimedia de la Escuela de Arte, 240 calle Saint Martin en París y el artista Sergio Giral Jr. le invitamos el 9 de abril a la apertura de la exposición titulada "Chamán Art-Prohétie". La oportunidad de descubrir el talento de una fuerza de trabajo original y la vitalidad en obras que tienen el título de "Eslabón perdido", "Ruta de acceso prohibido", "Apocalipsis", “Profeta y Discípulo” rindiendo homenaje al naturalista inglés Charles Robert Darwin y cuatro serigrafías en dípticos a partir de monotipos originales “Apocalipsis”, “Chamin interdit”, “Viaje Infernal” y “Falaise” que simbolizan las fuerzas destructivas de la naturaleza y reproducen el cataclismo de un Tsunami, realizadas en el 2010 como una profesía chamánica de los sucesos del Japón en marzo 2011.
Inauguración el sábado 9 de abril, 2011 de 5 pm a 10:00 pm (Cocktail) Abierto al público del domingo 10 al sábado 24 de abril 2011. 

Friday, March 18, 2011

PATRICIO GUZMÁN: UN CINEASTA POLÍTICO
Por Sergio Giral
Patricio Guzmán
Al conocer del nuevo film de Patricio Guzmán, “Nostalgia for the Light” me mueve a recordar cuando lo conocí durante su estadío en Cuba, en tiempos que del éxodo masivo de chilenos que huían del pogrom político en su país. Compartimos la misma vivienda reservada para cinestas extranjeros y algunos cineastas cubanos sin hogar propio en la barriada del Vedado, en Cuba. Patricio Guzmán Lozanes es uno de los cineastas latinoamericanos más reconocidos por su obra de contenido político, mercedora de premios en festivales intenacionales. De carácter profundo y enigmático donde sobresalía un noble carisma, tuve la oportunidad de conocerlo de cerca y compartir con él y su entonces compañera Gloria Laso. En aquellos días Patricio se encontraba febrilmente dedicado a la edición de su trilogía documental “La Batalla de Chile”, un documental de 5 horas sobre el final del gobierno de Allende, que había logrado rescatar después de su encarcelamiento en el Estadium Nacional de Chile el día del golpe de estado, donde permaneció durante 15 días en 1973. Recuperada su libertad Guzmán viajó a Europa con sus rollos de película en busca de los medios que le permitieran terminar su obra. Fue en Cuba donde encontró el apoyo del Instituo Cubano de Cine que le permitió finaliazar el proceso el postproducción de su obra que ha merecido el reconocimiento de ser “uno de los 10 mejores filmes políticos del mundo”. Años más tarde, Guzmán regresa a Cuba después de recorrer Europa con su trilogía y realiza “La Rosa de los Vientos”, con la actuación del cubano José Antonio Rodríguez y los chilenos Nelson Villagra y Fernando Birri. Indudablemente Patricio Guzmán es un director de cine que ha realizado su obra contra viento y marea y ha vivido su vida entre Scila y Caribbides. Aunque no comparto enteramente su discurso politico creo que su trilogía monumental tiene un valor inapreciable desde el punto de vista histórico y un documento feaciente del destino de una nación que quiso cambiar el rumbo de su derrotero.
Patricio Guzmán nació en 1941 en Santiago de Chile. Estudió en la Escuela Oficial de Cinematografía de Madrid. Dirigió su primer documental, “El Primer Año”, en 1973, que cubre los primeros 12 meses de Gobierno de Salvador Allende, seguido por “La Batalla de Chile: La lucha de un pueblo sin armas Segunda parte”: “El golpe de Estado en 1977, La Batalla de Chile: la lucha de un pueblo sin armas- Primera parte: la insurrección de la burguesía. En 1978 y La Batalla de Chile: la lucha de un pueblo sin armas – Tercera parte; El poder popular en 1980. Hoy día enseña cine documental en Europa y Latinoamerica y es el fundador y director del Festial Internacional de Documentales de Santiago (FIDOCS). Actualmente vive en Francia.
NOSTALGIA FOR THE LIGHT
Por Stephen Holden
Traducido del New York Times
El desierto de Atacama en el norte de Chile, un escenario transfigurado en el film de ensayo de Patricio Guzmán "Nostalgia de la luz", un lugar donde confluyen el cielo y la tierra. O para algunos que podrían decir; el cielo y el infierno. Situado en el lado de sotavento de la Cordillera de la costa chilena, más de 10.000 pies sobre el nivel del mar, es uno de los desiertos más altos y más secos en la tierra. Vista desde el espacio, es una mancha marrón en el planeta. Nunca se ha registrado ninguna precipitación en sus partes más secas y sin humedad, donde se conservan dibujos precolombinos inscritas en roca hace unos 2,000 años. La delgada atmósfera y baja humedad han hecho del desierto un imán para los astrónomos. Aquí sus telescopios pueden mirar más lejos en el universo que desde cualquier otro lugar del planeta. El film abre con la imagen en el interior de un radiotelescopio señalando a las estrellas, que son tan brillantes y claras que parecen brillar como focos de luz de alta potencia en miniatura. Ya que gran parte de esa incandescencia emana de miles de años luz de distancia, el film hace hincapié que la astronomía es realmente un estudio del pasado: mejor resulta descubrir quiénes somos, de donde vinimos y a donde nos vamos. Pero el Atacama también fue lugar para un campo de concentración, creado en la década de 1970 por la dictadura del general Augusto Pinochet, en los cuarteles de Chacabulco abandonados por los trabajadores en la ciudad de minas de sal del siglo XIX. Miles de presos políticos, muchos de los cuales más tarde "desaparecieron," fueron mantenidos allí. Hoy sus parientes sobrevivientes, cavan con palas en busca de sus restos, que muy probablemente fueron arrojados al océano en su mayoría. Para el Guzmán, que es conocido por su trilogía documental monumental en la década de 1970, "La Batalla de Chile" y por su biografía en pantalla de el triste 2004, "Salvador Allende", el paralelo busca orígenes cósmicos etrelanzados con las personas desaparecidas, una metáforas para la búsqueda humana del significado y la continuidad, donde la astronomía y la arqueología son variaciones de la misma búsqueda dirigida hacia el cielo y el otro en la tierra.

Artículo original The New York Times

Tuesday, March 15, 2011

¿QUE SUCEDE CUANDO SE TIENE VEINTE Y CINCO AÑOS DE EDAD Y SE ES UN GENIO?
Por Sergio Giral
"Citizen Kane" el primer largometraje dirigido y actuado por Orson Welles en en su debut cinematográfico a los 25 años de edad en 1941, es considerado el film más grande de todos los tiempos por su lenguaje cinematográfico, su estructura narrativa y la innovadora fotografía de Gregg Toland.  El film fue realizado con un presupuesto de 800.000 dólares y obtuvo nominaciones a los premios de la Academia en nueve categories y sólo ganó un Oscar por Mejor Guión Original, de Herman Mankiewicz y el propio Welles. Pero la vida de este film está repleta de sinsabores y obstáculos. Narrada principalmente a través de la investigación de un reportero del noticiero, Joseph Cotten, busca interpretar el sentido de las últimas palabras del Kane (Orson Wellles) antes de morir: "Rosebud".
Por su similitude a la vida del magnate de la prensa Americana, William Randolph Hearst y especialmente a la vida real de su esposa Susan Alexander Kane, el film generó controversias y las investigaciones del FBI antes que se estrenara en New York el 1 de mayo de 1941. Tras su lanzamiento, Hearst prohibió mencionar el film en sus periódicos, lo persiguió de forma implacable y llegó a proponer a su distribuidora la RKO reembolsar los 800,00 dólares que costó la producción a cambio de quemar sus negativos. Esta campaña de Hearst logró retardar la distribución del film y que fuera  considerado un fracaso commercial hasta su real lanzamiento una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, en que encontró el reconocimiento merecido.
Welles construye las escenas en largos planos secuencia con profundidad de foco y un alto contraste del negativo blanco y negro. El montaje y edición del film ofrece una yuxtaposición de múltiples acciones en la misma escena, como es la famosa secuencia de la cena que narra en una unidad de acción y espacio los cambios temporales del matrimonio de Kane con la supuesta cantante operática. (Ver secuencia en Youtube ) 
"Citizen Kane" es un film único en su género y estilo que ha inspirado a muchos cineastas a través del tiempo pero nunca igualada y mucho menos superada. Es una de esas obras que cumplen con la verdadera misión del arte que es su valor cognositivo y estético. 

Thursday, March 10, 2011

UNA TAZA DE CAFÉ PARA MAMÁ
Por Sergio Giral

Cuando uno es niño sus cosas ocupan muy poco lugar, es por eso que mamá lo había puesto todo en una sola maleta, aparte de un pequeño maletín que yo llevaba con lo necesario para el viaje.
Cuando llegamos al aeropuerto, en la sala de espera, vi hombres y mujeres encopetados que esperaban para ser llamados por las autoridades. Fueron pasando uno a uno antes que nosotros. Las mujeres llevaban pieles de zorros a pesar del calor que reinaba en el lugar. Pensé que quizás se trataba de una moda que obligaba a padecer. Mi madre también llevaba una piel de zorro, pero en su caso la dispensé porque se trataba de prepararse para el invierno que nos aguardaba.
Subimos al Clipper de Pan American que nos llevaría a la primera escala de nuestro viaje. El avión era largo y espacioso y al final, en la cola, no lejos de donde nosotros estábamos, había un foyer con butacas y un sofá de cuero oscuro alrededor de una mesa circular de cristal. Fue allí donde lo conocí, digo, donde lo vi por primera vez.
Cuando el avión despegó me regocijé con esa sensación que produce la ruptura de la gravedad. Me resultó algo emocionante. Lástima que con el tiempo esa sorpresa se convirtiera en miedo y extrañas premoniciones.
Al rato, cuando nos quitamos los cinturones de seguridad, quise moverme, como cualquier otro niño de diez años de edad. Mi madre lo permitió y fui directamente donde los butacones de cuero, como si un imán me atrajera. Me senté en el largo sofá y me arrellané, disfrutando la buena acogida del cuero. Miré a mi lado y vi a una mujer flaca que fumaba y miraba nerviosamente las nubes por las ventanillas ovaladas. Miré al otro lado y descubrí a un hombre corpulento, de rostro encendido y barba blanca, que bebía lentamente de una copa. El hombre me miró y me sonrió. Me dio la impresión de que estaba muy solo, no en el viaje, sino en su vida. Yo, al menos, viajaba con mi madre.
Al rato, el hombre pidió otra copa al camarero y comenzó a beberla como la primera. Yo lo miré de nuevo, él me volvió a sonreír y esta vez me habló:
-Hey, kid, what’s your name? (Eh, niño, ¿cómo te llamas?)
-My name is Tony. (Mi nombre es Tony).
-Oh, god, I see you understand English. (Oh, Dios, veo que entiendes inglés)
-Yes, I do. Some. (Sí. Algo).
-But you are a Cuban. Aren’t you? (Pero eres cubano, ¿no?)
-Yes, I am. (Sí, lo soy)
-Then, how comes a child like you speak English? (Entonces, ¿cómo se explica que un niño como tú hable inglés?)
-Well, my mother is American, although she doesn’t speak English. I have learned in school, and my father, who is a Cuban has also taught me. (Bueno, mi madre es americana, aunque ella no habla inglés. Yo lo he aprendido en la escuela y mi padre, que es cubano, también me lo ha enseñado). )
-Fine, very fine. And your mother, who is she? (Bien, muy bien. ¿Y quién es tu mamá?)
Yo señalé el asiento de mi madre, que sólo permitía verle un codo. El hombre sonrió.
-Yes, I’ve seen her when we went on board. She is a beautiful woman. (Sí, la he visto cuando abordábamos. Es una bonita mujer).
Mi madre se volteó en su asiento, como si hubiera escuchado nuestra conversación. Me miró, sonrió y me preguntó con la dulzura que la caracterizaba:
-¿Estás bien?
Yo afirmé y el hombre apuró el trago de la copa. Ya para entonces había sentido su fuerte olor a alcohol en el aliento, pero me resultaba inofensivo, más bien agradable, elegante y fuera de lo normal. Yo observaba, su rostro enrojecido y su barba blanca, era algo así como Santa Claus.
-Tell me, can you read English? (Díme, ¿puedes leer en ingles?)
-Yes, I can. My father teaches me. (Sí puedo. Mi padre me enseña).
-Humm! -el hombre exclamó y yo añadí:
-I’ve read Mark Twain’s Hunkerberry Flyn, Tarzan Adventures, and Alice in the Wonderland. All in English. (Yo he leído Hunkerberry Flyn de Mark Twain, Las aventuras de Tarzán y Alicia en el país de las maravillas. Todo en inglés).
-And how old are you? (¿Y qué edad tienes?)
-I’m eight years old, sir. (Tengo ocho años, señor).
-How comes your mother is American and she can’t teach you Englisn and your father, who is a Cuban, did it? (¿Cómo es que tu mamá siendo americana no te puede enseñar inglés y tu padre, que es cubano, lo hace?)
No hallé respuesta para su pregunta, y miré nuevamente en dirección a mi madre. Ella, como si presintiera mi turbación, sacó la cabeza por encima del asiento, nos sonrió y me dijo.
-¿No estarás molestando al señor?
El hombre se apuró en contestar con un español de fuerte acento norteño.
-No señora, no se preocupe, su hijo en un excelente muchacho.
El camarero trajo una tercera bebida, pero ésta era diferente a la primera. En vez de una copa alta en forma de embudo, donde reposaba una escarcha blanca tocada por una hojita de menta, se trataba de un vaso alto, lleno de un líquido ambarino donde flotaban unas hojas de hierbabuena enredadas en cubitos de hielo. El hombre tomo un sorbo de la bebida, la saboreó y cerró los ojos. Ya sea por cansancio o tristeza, suspiró profundamente.
El resto del viaje no lo recuerdo bien. Creo que leí unas tiras cómicas de Little Abner o Lulú que mi madre me había comprado en el aeropuerto. Cuando llegamos al final del viaje y el avión aterrizó, volví a fijarme en el hombre que parecía dormir, con el vaso vacío entre sus manazas rojas. Abrió los ojos y miró en derredor. Una voz metálica anunciaba el final del vuelo y nuestro arribo al aeropuerto de Miami. A Miami City Fla, como los cubanos solían llamarle a la ciudad.
Salimos del avión y nos acomodamos en un salón antes de pasar a Inmigración. Las señoras encopetadas conversaban alegremente con hombres de traje y corbata. Un oficial apareció en la estancia con un papel en la mano, saludó al hombre corpulento, de rostro encendido y barba blanca y lo hizo pasar el primero fuera del salón. Luego el oficial regresó y para sorpresa de las mujeres encopetadas y los señores trajeados, pronunció el nombre de mi madre y el mío. Lo acompañamos fuera del salón y ya en Inmigración, mi madre mostró nuestro pasaporte americano a un oficial que le estampó un cuño. Luego fuimos a sentarnos a una sala de espera, en unas butacas frente a la cafetería. Esperábamos el aviso del vuelo en que continuaríamos viaje hacia nuestro destino: New York.
Sentí cierta inquietud en mi madre y la miré. Ella me sonrió tristemente, abrió su bolso, extrajo una moneda y la puso en mi mano.
-Ve a la cafetería y tráeme una taza de café.
Yo me levanté, crucé la sala y entré en el lugar. Fui directamente al mostrador. Una camarera rubia y pecosa se apuró en acercarse.
-You shouldn’t be here. (No debes estar aquí).
Hablaba entre molesta y apenada.
-I just want to get some coffee for my mother. (Sólo quiero una taza de café para mi madre).
-In that case –dijo-, you should go to the other side, where it says Colored. (En ese caso, debes ir al otro lado, donde dice "de color").
Yo sabía de qué se trataba, pero un niño de diez años ya tiene su orgullo levantado y de donde yo venía no había carteles señalando donde podías y donde no. Aunque en algunos lugares pudieras y en otros no. Pero carteles no había. Sentí un ligero estremecimiento a mi lado. La mujer flaca del avión que miraba las nubes por la ventanilla ovalada, estaba allí, con un sándwich de jamón y queso en la mano y la mirada clavada en mí.
-You should go, kid. Go where you belong. (Debes ir, niño. Ve adonde tú perteneces).
La situación me irritó, miré alrededor. Los demás no se habían percatado de mi presencia. Una pareja hablaba entusiasmada y al fondo vi al hombre corpulento de barba blanca que leía un diario y tomaba sorbos de una taza de café. Salí de la cafetería con las manos vacías. Mi madre me miró con sorpresa.
-¿Y el café?
No había abierto la boca para explicar la situación, cuando una mano enorme se posó en mi hombro. Me volví para ver una suave sonrisa en su cara rojiza.
-C’mon. It goes on me. I invite you and your mother. (Vamos. Va por mí. Yo los invito a ti y a tu madre).
-But they… (Pero ellos…)
Intenté explicarme cuando el hombre hizo un gesto que restaba importancia al asunto. Yo le comuniqué la invitación a mi madre, ella sonrió y movió la cabeza en un tímido no.
-Well, tell your mother not to worry. Everybody knows me here. This is my country and I know them very well. (Bien, dígale a su mamá que no se preocupe. Aquí todo el mundo me conoce, este es mi país y los conozco muy bien).
Yo insistí con mi madre y al fin la convencí porque, a pesar de tener sólo diez años, a veces ella me escuchaba y confiaba en mis decisiones. Se levantó y seguimos al hombre corpulento al interior de la cafetería.
La camarera nos vio entrar y enseguida cambió la expresión de su rostro, de molesta y apenada a alarmada. El hombre nos señaló unos asientos en el mostrador y nos sentamos. La camarera se apuró en acercarse, llevaba una cafetera en la mano. Nerviosa le habló al hombre corpulento de barba blanca.
-Pardom me, maybe they are your friends, but they can’t be here. (Perdóneme, tal vez ellos son sus amigos, pero no pueden estar aquí).
-Yes, they are my friends. And, why can’t they be here? (Sí, ellos son mis amigos. Y ¿por qué no pueden estar aquí?)
La camarera titubeó antes de contestar. Habló casi en un susurro.
-Well, you know how things are…I really don’t care myself, but if I let them I could run into troubles with the boss, and …they should go to the colored stand. (Bien, usted sabe cómo son las cosas… A mí, por mí, no me importa, pero si los dejo puedo tener problemas con mi jefe y… ellos deben ir al sitio de la gente de color).
Una sonrisa terrible cruzó el rostro del hombre.
-But why? (Pero, ¿por qué?) -exclamó sin perder la sonrisa
La camarera titubeó una vez más, miró a su alrededor donde ya varios de los presentes nos miraban con rostros contrariados.
-Because they are colored. That’s why. (Porque ellos son de color. Por eso).
-Oh, that’s it…no, no, you are wrong, they are not. See, this lady and her cute boy are tourist, Cuban tourist. They are not black. Do you know Cuban people? They are just burned by the sun. (Oh, es eso… no, no, usted está equivocada, ellos no. Mire, esta señora y su gracioso hijo son turistas, turistas cubanos. No son negros. ¿Conoce usted a los cubanos? Solamente están quemados por el sol).
La camarera llegó a un punto de turbación muy alto y la cafetera que sostenía en una mano comenzó a temblar.
-OK, what do you want? (Está bien, ¿qué usted quiere?) -preguntó desfallecida.
Mi madre tuvo su café y yo un Chocolate Ice Cream Soda. El hombre bebió otra taza de café y regresó a su diario. Para entonces el clima de la cafetería había cambiado. El ambiente relajado y elegante que encontré al principio se había crispado. La mujer flaca se levantó de su asiento y arrojó el sándwich sin terminar en el plato. Una pareja la imitó y al pasar junto a nosotros el hombre exclamó:
-Jesus Christ! What’s happening in this country? (¡Jesucristo! ¿Qué está pasando en este país?)
Por la abertura que daba a la cocina vi asomarse las caras negras de dos cocineros que nos miraban con ojos desorbitados. Luego desaparecieron sin hacer comentarios. Al final de nuestra estancia en el lugar, solo quedábamos el hombre, mi madre, yo y la camarera. Los demás no habían podido soportar nuestra presencia. El hombre corpulento pidió la cuenta a la camarera que se apuró en traerla. Pagó y le dejó una buena propina, que la mujer pecosa recibió con una sonrisa entre tímida y alarmada.
-Do you read? (¿Usted lee?) -preguntó de cuajo a la mujer.
Ella pareció perderse por unos instantes, titubeó y dijo.
-I read the Bible and the newspaper. (Leo la Biblia y los periódicos).
-Can you read Spanish? (¿Puede leer en español) -preguntó el hombre.
-No, I can’t. (No, no puedo).
-Look -exclamó el hombre corpulento de barba blanca, señalándome con un dedo enorme-, -this kid reads Mark Twain, Richard Boroughs and L. Frank Baum in English and he is only eight. (Mire, este niño lee a Mark Twain, Richard Boroughs y L. Frank Baum en inglés y sólo tiene ocho años).
Se levantó de su asiento y nos invitó a imitarlo. Abandonamos la cafetería y justo en la puerta sacó un libro de su maletín, me lo entregó y se despidió con una sonrisa, esta vez amable y fresca. Desapareció entre los viajeros, llevando el diario bajo el brazo. Leí el título en la carátula del libro y el nombre de su autor: Fiesta, by Ernest Hemingway. Volví la cabeza hacia mi madre en busca de una explicación y ella me miró con dulzura, sonrió y me dijo:
-Si, él es Hemingway, el escritor americano.
To my mother Plácida 1911 - 2009