LA IMAGEN ROTA

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Tuesday, June 28, 2011

EL ALFREDO GUEVARA QUE YO CONOCI
Por Sergio Giral
Alfredo Guevara
Un reciente comunicado de prensa de AFP, informa que Alfredo Guevara, fundador del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC) y actual presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y amigo de Fidel y Raúl Castro, aseguró que [Cuba vive una “transición del disparate” hacia el socialismo con las reformas del presidente Raúl Castro, que buscan “desestatizar” y “desburocratizar” al país (…) el crimen más grande que podemos cometer es aceptar que la ignorancia ocupe cargos (…) tenga poder sobre los demás. Y hay demasiada ignorancia en nuestro Estado todavía]. Estas declaraciones han sorprendido a algunos que no conocieron las características de Alfredo Guevara durante su dirección del ICAIC y aquellos que se opusieron a estas.
Durante mis primeros años en la Industria de Cine Cubano, ICAIC, Alfredo desarrolló ninguna simpatía hacia mí; un individuo llegado de los Estados Unidos, sin historial revolucionario y avalado por el cineasta Nestor Almendros, que para entonces ya había entrado en contradicción con la linea  cultural oficial del país, tras la polémica que generó el corto documental “PM” (1961) de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jimenez y “las palabras a los intelectuales” del máximo líder que definieron la política cultural a seguir   “con la revolución todod, contra la revolución nada”. Cierto es que en la inevitable lucha por el poder entre los diferentes grupos intelectuales marxistas y la exhibición del film en los cines independiente a la distribución controlada por el ICAIC, Alfredo Guevara jugó un papel decisivo en la prohibición de PM, que se consideró desvirtuaba la imagen de un pueblo revolucionario en armas contra el "imperialismo yanki".
Por varios años mi trabajo como director de documentales pasó inadvertido para la dirección del organismo, exeptuando mi pimer corto dramático “La Jaula” (1963) que obtuvo reconocimiento en festivales internacionales y finalmente fue engavetado por considerarlo ajeno a los intereses publicitarios del régimen. Eran años donde la militancia revolucionaria determinaba el valor de la obra, sin importar cual insignificante esta fuera.
La ruptura del gobierno de Cuba con las relaciones diplomáticas, políticas y económicas con los EE.UU, habían representado la desaparición de los filmes norteamericanos de las pantallas cubanas, pronto sustituidos por films rusos de la etapa stalinista, es decirr, un “realismo socilista” altamente dogmático. También el cine chino jugaba su papel con un mensaje maoista que pronto molestó a la oficilidad del país. En este medio sofocante, Alfredo, un hombre formado en el arte y la cultura occidental, veía con disgusto esta presencia alienante en las pantallas y abogaba por el desarrollo intelectual y el buen gusto de los cineastas a su haber, por lo que desvió la exhibición de films hacia Europa y los movimientos artísticos y culturales del momento. Fue así que directores de primera línea del occidente y del este socialista ocuparon el lugar de los bodrios soviéticos.
En desacuerdo con los modelos de la industria de cine soviética y sus satélites eruopeos, Alfredo diseño la estructura del ICAIC inspirado en los grandes estudios de Hollywood y se relacionó con cineastas americanos progresistas que llevaron sus films a Cuba, rompiendo el autobloqueo impuesto por el regimen, del que él también era parte.
Cuando en 1965 se crearon los campos de concentración y trabajo forzado para los determinados “antisociales” y los homosexuales de todo el país, las sigla UMAP pusieron un sello de abominación al socialismo cubano y pocos fueron los dirigentes del gobierno que no la apoyaran y celebraran. Alfredo reunió al personal artístico del ICAIC, les informó oficialmente sobre la existencia de estos campos y expresó su desacuerdo con los métodos fascista que allí se aplicaban a los prisioneros, prometiendo informar e interceder con las altas esferas del gobierno para eliminarlos, uniéndose así a la repulsa internacional de intelectuales y artistas que denunciaron el pogrom homosexual cubano.
La cosigna fidelista del “año de esfuerzo decisivo” (1968), producto del alejamiento del gobierno cubano de la línea soviética del Kremlin y un plan de desarrollo económico que permitiera la independencia del poder soviético, a lo “Gran Salto Chino” en 1962, junto a la falacia de la zafra azucarera de “los 10 millones”, que destruyó las bases agrícolas del país, no afectó la producción del ICAIC, donde se lograron films como “Memorias del Subdesarrollo” y “Lucía” a pesar de la corriente PolPotiana que inundaba el país.
Una vez superado el descalabro y de regreso al protectorado soviético, llegó mi turno de realizar mi primer largometraje, avalado por Tomás Gutierrez Alea (Titón) y así surgió “El Otro Francisco”. Alfredo encontró el film con valores artísticos y temáticos y modificó sus reservas hacia mí identidad creativa, dando paso a una relación más comunicativa y de apoyó a mi gestión fílmica, que se mantuvo al pasar de los años.
No se hasta que punto las prohibiciones del films tuvieron que ver directamente con Alfredo, como es el caso de “Una pelea cubana contra los demonios” de Tomás Gutierrez Alea , “Hojas” de Humberto Solás y el guión “Océano” del mismo director, entre otras. Mi experiencia con “Techo de Vidrio”. un guión de cine escrito por el desparecido Manuel Cofiño y basado en un argumento mio, trajo mucha incertidumbre a los dirigentes de la cultura oficial mortificados por la imagen negativa que el film pudiera ofrecer del régimen. El guión fue misteriosamente enviado a Ramiro Valdés, entonces ministro del interior, que lo calificó disidente y pidió que no se filmara. Sin embargo, Alfredo permitió su realización y una vez terminada aprobó su participación en festivales internacionales al considerarlo un film de realismo crítico. Desgraciadamente demasiado tarde, pues ese mismo año, 1981, las conspiraciones contra su cargo y el poder que ejercía en el cine y la cultura nacional dieron sus resultados y el máximo líder, a su pesar, removió a Alfredo de la presidencia del ICAIC y de paso prohibió el film.
Antes que el despido de Alfredo sucediera, yo había presentado un guión “La Caida de los Angeles”, sobre una familia cubana en los años 30s, en que dos hermanos con distintas personalidades, uno auténtico y el otro oportunista, representaban la lucha contra la dictadura machadista y la continuidad de una política corrompida. Alfredo aprobó el proyecto con entusiasmo y hasta llegó a colaborar en este; pero con su expulsión del ICAIC el proyecto cayó en manos de los oficialistas temerosos por la prohibición de Castro y “Techo de Vidrio’ fue a parar al rastro del olvido y en su lugar implantaron una intrascendente producción populista, donde pocos títulos se salvaron de la mediocridad.
Pero como el viejo proverbio inglés dice’ What goes around, comes around”,
Alfredo regresó a la dirección del ICAIC, tras la polémica que generó un film de tendencias reformistas. Por mi parte, había logrado realizar “Maria Antonia” (1989), uno de los primeros proyectos de ficción que yo había propuesto y que fuera denegado junto con la prohibición de la obra teatral de Eugenio Hernández Espinosa durante la fatídica “parametración”, que una vez más perseguía a los intelectuales y artístas, por desconfiar de su integración al sistema o por el simple hecho de ser homosexuales. Alfredo regresó a la presidencia del ICAIC y allí se quedó por varios años que yo no llegué a ver, ya que su arribo coincidió con mi ruptura y partida de la isla.
Quizás mi experiencia con este dirigente del cine y la cultura cubana no sea del todo ejemplar y no coincida con algunos de sus detractores que hayan padecido bajo su poder; tampoco pretendo tapar el sol con un dedo, sólo reflexionar sobre las cualidades positivas de Alfredo Guevara en el ICAIC y como su dirección marcó los valores estéticos y temáticos del cine cubano, que le valieron su prestigio internacional.

1 comment:

Anonymous said...

Solo una aclaración histórica: No es Cuba, como usted dice, quien "rompió con las relaciones diplomáticas, políticas y económicas con los EE.UU".
Sino al revés, fue el gobierno norteamericano quien rompió las relaciones con la isla.
Es increible que un artista como Ud. caiga en ese error histórico.
Por lo demás, su artículo es interesante y pudiera ser mas extenso y detallado. Gracias. Jose Luis Mendez